Mi entorno de aprendizaje personal ha sido ampliado este cuatrimestre por la asignatura: Normalización contable internacional. Gracias a ella, he utilizado varias herramientas con las que puedo obtener, dar e intercambiar información a través de la red. Algunas las conocía y, de hecho, ya las utilizaba. Pero otras, han sido una novedad para mi.
Entre las que utilizaba está Twitter, que creo que es una gran fuente de información, además de red social. Pienso que esta herramienta está revolucionando el mundo de la comunicación, ya que se puede conocer de forma directa lo que dice cualquier persona registrada. También había utilizado alguna vez los blogs, aunque ha sido de manera puntual y no me han durado mucho, ya que creo que hay que dedicarle bastante tiempo y esfuerzo para tenerlo actulizado.
Como nuevas herramientas, he descubierto Descuadrando. A mi parecer es un gran proyecto y creo a partir de ahora lo utilizaré, ya que me puede ayudar en algunos momentos de mi carrera porque es una fuente de información muy útil. Y Facebook que, aunque ya lo conocía, no tenía ninguna cuenta abierta. No obstante, no sabía que tuviera tantas funciones, como por ejemplo: la opción de poder crear grupos, como hemos hecho con la asignatura. Comentar que me ha sorprendido gratamente, porque pensaba que era sólo una herramienta para el "cotilleo" y he podido comprobar que, aunque en cierta parte así sea, vale para mucho más.
Creo que el uso de estas herramientas es necesario, ya que en la actualidad cada vez se usan más en todos los ámbitos. Y si no queremos quedarnos atrás, debemos avanzar con ellas y explotarlas, porque nos pueden servir de mucha utilidad.
Normalización contable internacional
jueves, 2 de junio de 2011
viernes, 20 de mayo de 2011
¿Cómo establecer una política de precios?
Toda empresa necesita obligatoriamente realizar una política comercial para el desarrollo de su actividad, y esta está basada casi fundamentalemente en la variable del precio.
Este precio viene marcado tanto por las necesidades propias de la empresa (debe dar un precio mínimo a sus productos para no incurrir en pérdidas) como por factores externos a la empresa como pueden ser la competencia, la demanda, etc.
Es muy dificil acertar con el precio exacto que se debería dar a nuestro producto ya que se trata de una variable en la que también intervienen factores subjetivos. Para lo que a unos clientes puede ser un producto económico para otros puede suponer un producto caro o incluso descartarlo por no poder acceder a él.
Para la asignación del precio a nuestro producto, que tenemos intención de sacar al mercado debemos realizar una serie de estudios previos, tanto internos como externos, que nos van a permitir acercarnos lo máximo posible al precio "ideal" para conseguir tanto una buena cuota de mercado, que se mantenga a lo largo del tiempo, como la máxima rentabilidad posible a nuestro producto.
En primer lugar, debemos calcular con exactitud todos los costes que tiene asociado cada unidad de nuestro producto, tanto los costes de fabricación como los gastos fijos y variables por la manipulación, almacenaje, transporte, etc. que tienen asociados. Este cálculo va a permitir a la empresa no incurrir en pérdidas en la comercialización del producto al ponerse a disposición del cliente a un precio inferior al precio total del producto una vez que le han sido añadidos todos esos costes adicionales que, si no fueran tenidos en cuenta correrían a cargo de la empresa con la consiguiente pérdida.
En algunas ocasiones, la empresa, planteando sus objetivos a largo plazo y siempre con una visión más amplia dentro de toda su línea de productos, puede poner a disposición del cliente un determinado producto por debajo de este precio mínimo con unos objetivos de penetración en el mercado. Necesita lanzar su producto al mercado y no le importa la rentabilidad en un primer momento porque de lo que se trata en un principio es de captar a los futuros clientes y que se puedan fidelizar a él.
Una vez calculado este precio mínimo, tenemos la tarea de averiguar cuál sería el precio al que podríamos poner nuestro producto en el mercado, para conseguir que sea un producto atractivo para nuestros potenciales clientes pero que a la vez produzca los beneficios para lo que fue concebido. Esta quizás será la tarea más dificil del departamento de marketing. Deben tenerse en cuenta muchos factores, tanto objetivos como subjetivos. Así tendremos que tener en cuaneta factores como la elasticidad de la demanda, la competencia o el valor que pueda tener el producto ante los clientes.
Estos factores van a indicarnos de forma contrastada, qué fluctuaciones provoca en la demanda cualquier variación en el precio del producto. Su análisis y estudio aportará información sobre posibles oscilaciones en el volumen de ventas de un producto, cuando el precio varía en un determinado porcentaje o cuando se incrementa una partida presupuestaria de la empresa que afecte a toda su producción.
Todas estas variables tanto internas como externas van a indicar la política de precios a seguir en su empresa. En función a las necesidades de la empresa se adoptará una estrategia u otra, y siempre teniendo como objetivo final la obtención del máximo beneficio y rentabilidad a la inversión realizada.
Dado que para esta labor hay que tener en cuenta factores no controlables por la empresa, es posible que la decisión no sea acertada y que pueda fracasar nuestra política de precios. Es por ello por lo que la empresa debe realizar una labor constante en este aspecto y dedicar recursos suficientes para el estudio pormenorizado y duradero a esta política de precios.
Este precio viene marcado tanto por las necesidades propias de la empresa (debe dar un precio mínimo a sus productos para no incurrir en pérdidas) como por factores externos a la empresa como pueden ser la competencia, la demanda, etc.
Es muy dificil acertar con el precio exacto que se debería dar a nuestro producto ya que se trata de una variable en la que también intervienen factores subjetivos. Para lo que a unos clientes puede ser un producto económico para otros puede suponer un producto caro o incluso descartarlo por no poder acceder a él.
Para la asignación del precio a nuestro producto, que tenemos intención de sacar al mercado debemos realizar una serie de estudios previos, tanto internos como externos, que nos van a permitir acercarnos lo máximo posible al precio "ideal" para conseguir tanto una buena cuota de mercado, que se mantenga a lo largo del tiempo, como la máxima rentabilidad posible a nuestro producto.
En primer lugar, debemos calcular con exactitud todos los costes que tiene asociado cada unidad de nuestro producto, tanto los costes de fabricación como los gastos fijos y variables por la manipulación, almacenaje, transporte, etc. que tienen asociados. Este cálculo va a permitir a la empresa no incurrir en pérdidas en la comercialización del producto al ponerse a disposición del cliente a un precio inferior al precio total del producto una vez que le han sido añadidos todos esos costes adicionales que, si no fueran tenidos en cuenta correrían a cargo de la empresa con la consiguiente pérdida.
En algunas ocasiones, la empresa, planteando sus objetivos a largo plazo y siempre con una visión más amplia dentro de toda su línea de productos, puede poner a disposición del cliente un determinado producto por debajo de este precio mínimo con unos objetivos de penetración en el mercado. Necesita lanzar su producto al mercado y no le importa la rentabilidad en un primer momento porque de lo que se trata en un principio es de captar a los futuros clientes y que se puedan fidelizar a él.
Una vez calculado este precio mínimo, tenemos la tarea de averiguar cuál sería el precio al que podríamos poner nuestro producto en el mercado, para conseguir que sea un producto atractivo para nuestros potenciales clientes pero que a la vez produzca los beneficios para lo que fue concebido. Esta quizás será la tarea más dificil del departamento de marketing. Deben tenerse en cuenta muchos factores, tanto objetivos como subjetivos. Así tendremos que tener en cuaneta factores como la elasticidad de la demanda, la competencia o el valor que pueda tener el producto ante los clientes.
Estos factores van a indicarnos de forma contrastada, qué fluctuaciones provoca en la demanda cualquier variación en el precio del producto. Su análisis y estudio aportará información sobre posibles oscilaciones en el volumen de ventas de un producto, cuando el precio varía en un determinado porcentaje o cuando se incrementa una partida presupuestaria de la empresa que afecte a toda su producción.
Todas estas variables tanto internas como externas van a indicar la política de precios a seguir en su empresa. En función a las necesidades de la empresa se adoptará una estrategia u otra, y siempre teniendo como objetivo final la obtención del máximo beneficio y rentabilidad a la inversión realizada.
Dado que para esta labor hay que tener en cuenta factores no controlables por la empresa, es posible que la decisión no sea acertada y que pueda fracasar nuestra política de precios. Es por ello por lo que la empresa debe realizar una labor constante en este aspecto y dedicar recursos suficientes para el estudio pormenorizado y duradero a esta política de precios.
La otra cara de las corporaciones.
Las corporaciones son instituciones que crean mucha riqueza pero provocando a su vez graves daños que en muchas ocasiones no ven la luz. Las corporaciones se han convertido en entes artificiales cuyo único objetivo es la obtención de beneficios. No les importa a costa de qué ni de quién.
En un primer momento, las corporaciones nacieron para realizar una actividad concreta, en un tiempo determinado y con un capital constituido establecido. No podían ser propietarias ni participar en otras entidades, y eran vistas por los ciudadanos como algo positivo. El ansia de poder de estas organizaciones y la de la obtención de mayores beneficios promovieron la modificación de la norma establecida hasta dar lugar a las grandes corporaciones que conocemos. La visión de entes beneficiosos para la sociedad fue cambiando hasta ser, hoy día, el punto de mira de todas las organizaciones no gubernamentales defensoras del medio ambiente, de los derechos humanos y contrarias a la globalización.
Las corporaciones son personas jurídicas que se han visto desprovistas de su conciencia moral, por lo que toman decisiones sin tener en cuenta sus repercusiones ante terceros, siendo su único objetivo la productividad y la obtención de unos mayores beneficios.
Estas organizaciones se han convertido en máquinas de proporcionar efectos secuandarios y que la sociedad, de forma consciente o incosnciente, soporta. Podríamos decir que las externalidades negativas de las corporaciones no son asumidas nunca por ellos, sino por la población mundial. Las empresas desplazan sus producciones a países sin regulación, con grandes diferencias sociales, sin recursos, etc. En definitiva, se aprovechan de las situaciones desfavorables de otros que lo único que poseen es una mano de obra barata y sin ninguna otra alternativa posible.
Las corporaciones abusan de los desequilibrios en el mercado de trabajo, contaminan el medio ambiente, desarrollan productos químicos para incrementar y rentabilizar las inversiones en la industria alimenticia y, en muchas ocasiones son decisiones tomadas con conocimiento y habiendo sopesado de una forma exclusivamente mercantilista los efectos.
La mayoría de los directivos de las compañías si se plantean cuáles son los efectos de sus producciones sobre el ecosistema o sobre la misma población y muchos de ellos ven oportunidades de negocio en situaciones de catástrofe, como guerras, terremotos o atentados terroristas.
Las corporaciones, en su único objetivo de obtención de beneficios, no tienen en consideración ni a los sectores de la población mas vulnerables como son los niños. Ellos consideran al niño como potencial cliente y a través de la publicidad provocan que éstos insistan a sus padres para la compra de sus productos, incluyen a este segmento dentro de su cartera de clientes sin importanles las consecuencias, los manipulan para obtener más beneficios.
La competencia, agresividad y falta de escrúpulos en la actividad corporativa es la base sobre la que se sustenta la actividad de las empresas. El espionaje industrial, la figa de cerebros a otras empresas de la competencia, los sobornos, son la moneda de cambio de muchas de las corporaciones.
Afortunadamente, también hay que comentar, que cada vez más, existen voces dentro de las corporaciones que promueven un cambio de actitud hacia los terceros y se preocupan de las consecuencias que tienen sus actos. Al igual que existió un movimiento social para acabar con la esclavitud del hombre, deberá existir un movimiento social para acabar también con la esclavitud a la que nos tienen sometidos las corporaciones.
En un primer momento, las corporaciones nacieron para realizar una actividad concreta, en un tiempo determinado y con un capital constituido establecido. No podían ser propietarias ni participar en otras entidades, y eran vistas por los ciudadanos como algo positivo. El ansia de poder de estas organizaciones y la de la obtención de mayores beneficios promovieron la modificación de la norma establecida hasta dar lugar a las grandes corporaciones que conocemos. La visión de entes beneficiosos para la sociedad fue cambiando hasta ser, hoy día, el punto de mira de todas las organizaciones no gubernamentales defensoras del medio ambiente, de los derechos humanos y contrarias a la globalización.
Las corporaciones son personas jurídicas que se han visto desprovistas de su conciencia moral, por lo que toman decisiones sin tener en cuenta sus repercusiones ante terceros, siendo su único objetivo la productividad y la obtención de unos mayores beneficios.
Estas organizaciones se han convertido en máquinas de proporcionar efectos secuandarios y que la sociedad, de forma consciente o incosnciente, soporta. Podríamos decir que las externalidades negativas de las corporaciones no son asumidas nunca por ellos, sino por la población mundial. Las empresas desplazan sus producciones a países sin regulación, con grandes diferencias sociales, sin recursos, etc. En definitiva, se aprovechan de las situaciones desfavorables de otros que lo único que poseen es una mano de obra barata y sin ninguna otra alternativa posible.
Las corporaciones abusan de los desequilibrios en el mercado de trabajo, contaminan el medio ambiente, desarrollan productos químicos para incrementar y rentabilizar las inversiones en la industria alimenticia y, en muchas ocasiones son decisiones tomadas con conocimiento y habiendo sopesado de una forma exclusivamente mercantilista los efectos.
La mayoría de los directivos de las compañías si se plantean cuáles son los efectos de sus producciones sobre el ecosistema o sobre la misma población y muchos de ellos ven oportunidades de negocio en situaciones de catástrofe, como guerras, terremotos o atentados terroristas.
Las corporaciones, en su único objetivo de obtención de beneficios, no tienen en consideración ni a los sectores de la población mas vulnerables como son los niños. Ellos consideran al niño como potencial cliente y a través de la publicidad provocan que éstos insistan a sus padres para la compra de sus productos, incluyen a este segmento dentro de su cartera de clientes sin importanles las consecuencias, los manipulan para obtener más beneficios.
La competencia, agresividad y falta de escrúpulos en la actividad corporativa es la base sobre la que se sustenta la actividad de las empresas. El espionaje industrial, la figa de cerebros a otras empresas de la competencia, los sobornos, son la moneda de cambio de muchas de las corporaciones.
Afortunadamente, también hay que comentar, que cada vez más, existen voces dentro de las corporaciones que promueven un cambio de actitud hacia los terceros y se preocupan de las consecuencias que tienen sus actos. Al igual que existió un movimiento social para acabar con la esclavitud del hombre, deberá existir un movimiento social para acabar también con la esclavitud a la que nos tienen sometidos las corporaciones.
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